Uff, que semanita llevo, sin tiempo para
nada más que para currar y sin poder dedicar ni un minuto al blog. Aunque no
nos vamos a quejar, que eso es bueno. Hoy vamos a tirar de una receta
tradicional a la que le hemos dado una vuelta de tuerca, tanto en sabor como en
textura.
Vamos a usar pan rallado casero, lo cual
le va a dar un extra de crujiente, ya que lo vamos a rallar con la mandolina en
su rallador más grueso, obteniendo un pan crujiente y de mayor tamaño, lo cual
evitará que se empape en el huevo y crujirá mucho más. Por otra parte vamos a
macerar el pollo en mostaza, romero y aceite de oliva, lo cual lo hará más
jugoso y con un toque diferente de sabor. Lo dicho, una vuelta de tuerca
8
filetes de pechuga de pollo gruesos
Rallamos
una barra de pan que esté como de 5 días y que hayamos secado al aire, para que
esté como una piedra
2
cucharadas de mostaza de Dijon
2
Cucharadas de Mostaza antigua
100
ml de aceite de oliva virgen extra
Romero
seco o fresco, según el gusto
3
ó 4 huevos para el rebozado
Harina
de fuerza
Aceite
de oliva para freír, abundante y caliente pero a fuego medio
Sal
y pimienta molida al gusto
Empezamos con el macerado. Vamos a mezclar
las mostazas, el aceite y el romero. Batimos con una varilla y producimos una
emulsión. Reservamos. Mientras vamos a salpimentar las piezas de pollo.
Embadurnamos los filetes y los dejamos tapados que reposen en la nevera unas
dos o tres horas
Sacamos el pollo y lo pasamos por harina,
huevo batido y por pan rallado. En ese orden. No lo vamos a palmear para retirar los sobrantes
de pan. Los queremos para que estén crujiente. Los iremos metiendo en el aceite
caliente de uno en uno o de dos en dos, dependiendo del tamaño de la sartén,
pero no nos pasemos con la cantidad, porque podemos enfriar el aceite y la
cagamos profundamente.
Dejamos freír unos minutos por cada lado, solo hasta que dore, no que tueste. Retiramos y
dejamos escurrir en papel de cocina.
¿Qué decir?, la magia vuelve a entrar en
mi cocina como por casualidad y nos queda una receta increíble. Así que nada,
Besos a todas, a todos, Besos a……, en fin Muchos Besos e intentad ser
extremadamente felices, es lo que nos queda, eso y hacer felices a los que nos rodean,
no más.
Ooooh, a mi me nombras la mostaza y allá voy :) Una buena manera de rediseñar una receta clásica :)
ResponderEliminar¿Qué bien!, gracias por venir
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