En casa el tema de la berenjena es casi
sagrado, nos encanta a los cuatro por igual, diría que no podemos vivir sin
ella en todas sus variantes. Hoy vamos a hacer unas simples berenjenas fritas
pero acompañadas. Un girito lo suficientemente leve para que no pierdan si
esencia ni sabor, pero que las haga diferentes.
Para
unos 4 comensales:
1
½ berenjena cortada a rodajas de ½ cm. Gorditas y todas por igual
Sal
y pimienta recién molida
Unos
200 g de requesón fresco
Miel
de caña
Harina
de freír, la de pescado de toda la vida.
Aceite
de oliva virgen, abundante para freírlas
Lo primero es meter las berenjenas con
un plato encima, para que no floten, en agua con abundante sal. Así vamos a deshidratarlas
un poco, lo suficiente para que no se nos empapuchen después de freírlas y no se nos oxiden. De esta manera luego no hay
ni que salarlas prácticamente. Las tenemos así, al menos, 1 hora.
Preparamos nuestra sartén con el aceite
caliente, pero no humeante y a fuego medio/fuerte. Las vamos sacando dela agua
y casi sin escurrirlas, las pasamos por harina, dándole palmaditas y dejándolas
cubiertas de harina un minuto, para que se les forme una capa consistente. Las palmeamos,
para eliminar harina restante y las metemos en la sartén, que ha de ser amplia.
Las vamos a ir moviendo y volteando,
para controlar la fritura y el color. Cuando el color pase a ser doradito,
tirando para oscuro, las retiramos y las ponemos en papel de cocina, para
eliminar el aceite restante.
Ponemos unos granitos de sal sobre ellas,
una cucharada de requesón, pimienta negra, recién molida, y un hilillo de miel
de caña. Brutal
Pues nada, mil besos. Sed muy felices, todos
los días, al menos intentadlo. Salvo catástrofe, es más fácil de lo que parece.
Exquisito, como me gusta así la berenjena.
ResponderEliminarUn besito
ES muy sencillo, pero muy rico a la vez. Gracias por venir
EliminarMe encantan la berenjenas, te copio.
ResponderEliminarEstupendo verte por aquí. Un beso
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