Ayer estaba viendo un programa de cocina y
estaban preparando un cocido lebaniego, con sus bolas de relleno fritas y todo.
En ese momento, me pregunté si dándole un giro y tirando para el estilo
Portugués, podríamos hacer unas delicias, o croquetas, o…., que tuvieran lo
mejor de las dos ideas.
Hoy me he puesto manos a la obra y han
salido estas delicias bestiales. Más cremosas y delicadas en su relleno, no sé
si pueden salir (de muestra un botón) y
en cuanto al sabor, mejor ni os digo y así os pico para que las hagáis.
Para
las croquetas, como para 8 comensales:
-
250 g de bacalao desmigado. Lo vamos a enjuagar en agua fría y vamos a
deshebrarlo en tiras con manos. Lo metemos en agua fría y le cambiamos el agua
cada 2 horas. A las cuatro horas lo ponemos a escurrir y lo cortamos a cuchillo
con desprecio un poco más.
-
3 patatas que pelaremos y coceremos al vapor con una hoja de laurel. El quiera
que las cueza enteras o como le resulte más cómodo
-
La miga de un bollo de pan
-
300 ml de leche para empapar el pan
-
Sal, pimienta molida y nuez moscada al gusto.
-
2 Huevos
-
1 cebolleta y dos dientes de ajos cortados muy pequeñitos.
-
Cilantro abundante y picadito.
-
Harina de freír
-
Aceite de oliva virgen para freír las delicias, o croquetas, o buñuelos,….,
abundante.
Para
la salsa:
-
Una cebolla cortada en brunoise, en dadiiiitos.
-2
hojas de acelgas cortadas en juliana muy fina
-
500 g de tomate triturado
-
azúcar para la acidez, sal, pimienta y orégano al gusto
-
3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Vamos a empezar por la salsa. Ponemos el
aceite en la sartén a fuego suave y cuando esté caliente, ponemos las cebollas
con un poquito de sal. Cuando empiecen a cambiar de color, añadimos las acelgas
y después de saltearlas un par de minutos, el tomate. Rectificamos con azúcar
para eliminar acidez y añadimos sal, pimienta y orégano al gusto. Dejamos
reducir. No me gustan las salsas de tomate como si fueran tomate frito, se
concentra en exceso el sabor. Las prefiero más ligeritas, así que cada uno la
tenga reduciendo el tiempo que estime oportuno. Yo, cuando empiezan a aparecer los
volcancillos a borbotear, lo apago.
Ahora empezamos con las croquetas. Cocemos
las papas y las machacamos con el tenedor en caliente. Lo hago así, porque me
gusta encontrarme de vez en cuando un grumillo de patata, y da un contraste muy
rico de texturas.
Por otra parte ponemos el pan desmigado
con la leche y vamos incorporando la misma en el pan con un tenedor, hasta que
se nos forme como una papilla. Le va a dar una untuosidad a las croquetas
espectacular. Añadimos dos huevos, un poco de sal, pimienta y nuez moscada.
Removeremos y finalmente los ajos, la cebolleta y el cilantro. Dejamos reposar
hasta que las papas estén templadas o frías.
Uniremos nuestras masas y añadiremos el
bacalao. Probaremos y rectificaremos de sal y pimienta y dejaremos reposar, al
menos una hora. Con dos cucharas haremos unas bolas y las pasaremos con cariño
por la harina de freír.
En una sartén honda, cargadita de aceite de
oliva virgen y calentito a fuego medio y sin humear, vamos a ir friendo
nuestras croquetas. Cuando las tengamos un minuto en la sartén, las voltearemos
a fin de que no se nos abran por el lado que no está en el aceite. Cuando
estén doraditas, sacamos y escurrimos en papel de cocina.
Solo nos queda acompañarlas en un plato
con la salsa y un poco de ensalada. La magia aparece casi siempre, y nos
resulta una verdadera delicia. Así que, Besos a todas, a todos, Besos a……, en
fin, siempre, siempre, muchos Besos, o el que prefiera, como decía mi
queridísimo Rosendo Mercado, “Salud
y Buenos Alimentos”
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