Carmencita, mi hija, 14 años, guerrillera
y cabezona con su padre, tras probar este postre, se pasó el resto del día detrás
de mí, dándome besos. Sin comentarios, y la otra Carmen, con ver la foto, quedó prendada del plato. Solo os queda un
camino, y es hacerla y probarla, para ver si ambas tenían razón.
Para
la mousse, 200 ml de nata de repostería
100
g. de queso blanco de untar
2
gotas de esencia de vainilla
Frambuesas
Moras
Fresas
2
ó 3 cucharadas de azúcar, al gusto
Para
la salsa de fresas, 350 g de fresas en trozos
1
cucharada de mantequilla
2
cucharadas de azúcar
Un
chorreón de zumo de limón
Vamos a empezar por la salsa. Es muy
simple. Ponemos a fuego suave la mantequilla con las fresas a trozos y el
azúcar. Añadimos el zumo de limón y dejamos cocer. Las fresas empezarán a soltar
el jugo y las aplastaremos con un tenedor. Cuando veamos que empieza el jugo a
formar hebra, apagamos y dejamos reposar.
El queso de untar lo empezamos a batir con
varilla, hasta que vemos que empieza a brillar, como en la foto. Es el momento de añadir la nata,
las gotas de vainilla y el azúcar. Todo en frío. Iremos montando con las
varillas, hasta que vemos que estas dejan surco en la emulsión. Es el momento
de parar, porque no queremos una nata montada, sino una crema suave. Refrigeramos
½ hora y empezamos a montar el plato.
En el fondo de la copa, ponemos la salsa
de fresas, encima colocamos un par de cucharadas de mousse y sobre esta colocamos
unas fresas cortadas en el centro de la copa y en el perímetro las moras y las
frambuesas.
Otras dos cucharadas de mousse y coronando
unas frambuesas. Listo. Dejamos reposar unos minutos para que la salsa de
fresas suba un poco sobre la mousse de queso y no más. Para una cena de viernes
noche con la pareja o en solitario, qué más da, es un postre perfecto. Dedicado a todas, a todos y a las
dos Cármenes. Besos
Comentarios
Publicar un comentario