No me lo puedo creer, cuando he ido a
preparar la publicación, he descubierto que he perdido la colección de fotos y
solo me quedan las del plato. Lo siento
1
Kg. De carrillada ibérica, o no.
2
cebollas en daditos
1
tomate maduro, pelado y en daditos o triturado
3
cucharadas de aceite de oliva virgen extra
1
hoja de laurel
1
clavo de olor
½
cucharadita de tomillo
½
cucharadita de comino
Romero
fresco
Sal
y pimienta al gusto
1
cucharadita de pimentón
1
copa generosa de vino tinto, del bueno, por favor, nada de brick
1
cucharada de azúcar
Un
trozo de ramita de canela
2
zanahorias cocidas en agua
Muy bien, empezamos. Quitamos la grasa
excesiva y salpimentamos las carrilladas. Ponemos el aceite a fuego medio y
cuando estén calientes las marcamos, para evitar que pierdan los jugos.
Retiramos del fuego y reservamos.
En el mismo aceite a fuego suave,
salteamos las cebollas, con un poco de sal. Cuando estén tiernas, añadimos el
tomate y unos minutos después, ponemos las carrilladas. Salteamos y añadimos el pimentón y las
especias. Rociamos con el vino tinto y añadimos el azúcar. Cubrimos de agua y
dejamos cocer a fuego lento. Cuando están casi tiernas, machacamos las
zanahorias con un tenedor y las echamos al guiso, de esta manera engordará la
salsa, sin necesidad de añadir harinas.
Bueno, dejamos que la salsa espese y el
que quiera que la pase por un chino, pero yo soy de salsa rusticas en estos
platos, así, que por mi parte, esto está listo. Buen provecho
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