Esta receta/truco, no es originaria mía ni la he
descubierto por acción divina directa. Se la vi hacer a un cocinero británico,
calvorota y muy colgao y terminé adaptándola a mi cocina. Pues nada, es una
base fantástica para tener un caldo potente para añadir a cualquier salsa, o como
no, tomarte una sopa por la noche en invierno, que viene de maravilla.
3
carcasas de pollo
3
o 4 alitas, tienen mucha gelatina y mucho sabor
3
cucharadas de leche en polvo, es proteína y por tanto, potencia el sabor
Aceite
de oliva virgen extra
2
hojas de laurel
Sal
y pimienta al gusto
1
copa de manzanilla
1
copa de agua
3
litros de agua
3
zanahorias
3
hojas de apio
1
nabo
1
puerro
Ponemos el horno a 180 ºC. por arriba y
por abajo sin ventilador. Mientras vamos poniendo en una tartera apta para el
horno, las alias y los caparazones. Salpimentamos y vertemos por encima la
leche en polvo. Añadimos el vino y el agua, un chorrito de aceite de oliva virgen extra y el laurel. Metemos a hornear, unos 25
minutos, hasta que se dore. Cuando ocurre esto damos la vuelta a las piezas de
ave y lo mismo.
Una vez listo, sacamos la carcasa y las
alitas y ponemos en una olla con las verduras y 3 litros de agua. Con un
poquito de agua recogemos los restos del fondo de la tartera y vertemos en la
olla. Ponemos a hervir. Espumamos y dejamos hasta que se consuman 2/3 del
líquido. Nos quedaremos con 1 litro finalmente.
Colamos por una tamiz fino y ya tenemos un
concentrado bestial de pollo.
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