Es un dulce perfecto para hacer
por la tarde con los niños en casa y que lo lleven al día siguiente al cole
para desayunar. No conozco a ningún niño que no le guste este tipo de bollería,
y de camino, evitamos las grasas de palmito y demás historias que lleva la
bollería industrial. Además, los cachorros lo pasan de miedo metiendo las manos
en la masa.
Necesitamos
350 – 400 g
de harina de fuerza
100 ml de leche, aproximadamente
Un pellizco de sal
2 huevos
Ralladura de naranja
1 cucharadita de moca de agua de azahar
Azúcar húmeda
Tomamos la harina y la pasamos
por un colador, para soltarla y meterle aire. En un bol mezclamos 1 huevo con
el azúcar. La mantequilla la ablandamos en el micro y la incorporamos en esta
mezcla.
Vamos a disolver la levadura en
la harina, frotándola con las manos, como si nos la estuviéramos lavando, y
mezclándola con la
harina. Cuando esté la levadura incorporada, le ponemos un
pellizco de sal y mezclamos con el huevo, el azúcar y la mantequilla. Incorporamos
la cucharadita de agua de azahar y le añadimos ralladura de una naranja.
Vamos a calentar, hasta poner
tibia la leche y la vamos incorporando poco a poco a la masa anterior, amasando
con fuerza. Cuando la masa no se nos pegue en los dedos y sea una masa suave,
la dejamos reposar tapada y si es posible al amor de la lumbre. Hasta que
aumente considerablemente de volumen.
Vamos a tomar porciones y
prepararemos bolitas que cortaremos por arriba, por aquello de que quede
bonito. Tapamos y dejamos reposar hasta que empiece a levantar la masa otra
vez, no que doble, solo que empiece a levantar.
Untaremos con un huevo y con
azúcar húmeda. Esto es fácil de hacer. Ponemos en un bol 3 cucharadas de azúcar
y le vamos añadiendo agua, poco a poco, hasta obtener un líquido espeso, que
podamos verter sobre los bollitos con una cuchara, y que corra por la
superficie.
Metemos en el horno a 160-170 ºC , y dejamos hasta que termine dorando por encima.
EL bollitos está listo. Buena merienda a todos.