Es una carne hecha muy despacio,
en grandes trozos para que no se seque y enharinada para engordar la salsa y
protegerla. Los vinos y las especias son los que le dan un toque definitivo a
este plato, que pasa de ser una simple carne en salsa a una verdadera delicia,
sin necesidad de guarnición y con identidad propia.
Necesitamos:
2 cebollas cortadas en daditos
5 dientes de ajo enteros y machacados
2 tomates triturados
1 hoja de laurel
2 clavos de olor
Romero
Orégano
Hinojo
Harina
4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Agua
2 cucharadas de Pimentón dulce
Una copa de manzanilla de Sanlúcar
1 copa de vino tinto
Lo primero es limpiar la carne de
pieles y nervios, que no de la grasilla que le quede, que nos interesa
dejársela. Salpimentamos.
Ahora las vamos a pasar por
harina y le damos unas palmaditas para quitar el sobrante.
En una olla, o perol, o cazuela,
pondremos el aceite de oliva, a fuego medio, con los dientes de ajos
machacados. Cuando empiecen a dar olor añadimos la carne, y la doramos, no la
tostamos, sino solo la doramos un poco por fuera para evitar que pierda jugos.
Cuando tome un color bonito, los apartamos.
En ese aceite ponemos la cebolla,
el laurel y los clavos. Salpimentamos para que esta si suelte los jugos, y
vamos salteando suavemente. Cuando está cambiando de color añadimos el tomate
triturado y dejamos reducir.
Ahora vamos a añadir los trozos
de carne y las especias, excepto el pimentón que va al final. Saltearemos todo
junto un par de minutos, y finalmente pondremos el pimentón. Removeremos y
añadiremos los vinos. Dejamos reducir un minuto.
La cantidad de las especias es al
gusto, pero, como idea decir, que para esta cantidad de carne, una ramita de
romero, como la que nos colocan las gitanitas (con todos mis respetos) en la puerta de la catedral de
Sevilla, cuando vas de paseo y de orégano y de tomillo, una cucharadita de cada
una.
Ahora pondremos el agua,
abundante, y a fuego lento, mis amigos, a fuego lento. Entre 90-120 minutos,
removiendo de vez en cuando y espumando al principio.
Vamos a dejarla que se consuma el
agua pero no que se quede seco, porque si no, ocurre que la carne queda tiesa.
La salsa engorda de por si, por causa de las verduras y la harina, así que
tened cuidado, Remover y no dejar secar, es el secreto. Una delicia.
Desde luego lo que primero admiras del plato es la salsa, seguro que una vez que la pruebas ya lo principal es el sabor.
ResponderEliminarBss
Muy bien¡¡¡¡ Esa receta es exquisita. Yo la hago igual,pero con rabo de toro y guarnicion de patatas fritas. saludos
Eliminarno hay nada como un plato que haga chup chup sin prisas!! la salsa para mojar pan y no parar. me encanta!!! un besote juan luís y bona nit.
ResponderEliminarSin lugar a dudas una maravilla de receta. Esa salsa es para mojar pan y no parar¡¡¡Me la apunto para probarla, porque en casa nos gustan mucho este tipo de platos, ya que el cochinito ibérico es una delicia¡¡¡
ResponderEliminarUn saludo, Manuel.
Hola, un plato estupendo con una salsa riquísima. Me quedo por aquí para no perderme nada. Un saludo.
ResponderEliminarEstos guisos caseros son para mi gusto de lo mejor de nuestra cocina. Una receta que necesita paciencia y cariño para que al final pueda degustarse con auténtico placer. Un saludo.
ResponderEliminarEs CLARO que es estupenda y exquisita con sabor y bastante sana sin grasa y sana !óle está receta .!
ResponderEliminar