Como comprenderéis, está hecho
con hígado de pollo, pero muy fresco y brillante. Es un paté muy agradable de
comer y a los que les cueste los paté de hígado de verdad, este le resultará
muy agradable.
Necesitaremos:
350 higaditos de pollo
1cebolla
1 copa de licor
1 copa de Oloroso, o cualquier vino de Jerez
5 champiñones
Sal
Pimienta negra molida
2 clavos
Orégano
Comino molido
2 ó 3 hojitas de romero
Tomillo
1 Hoja de laurel
Un chorrito de leche
Una cucharadilla de maicena
Empezamos limpiando los higadito,
liberándolos de grasas. Aprovecharemos también el corazón, que viene junto a
los higadillos. Los cortaremos el corazón en dos y cada lóbulo de hígado e 3 ó
4.
Picaremos la cebolla en trozos
pequeñitos y los champiñones en cuatro
trozos. Pondremos una olla con agua abundante a calentar y otra que pueda
ponerse dentro de ésta, al Baño María,
que será donde hagamos el paté la pondremos en el fuego, a fuego medio con el
Laurel y la manteca, Cuando ésta esté derretida añadimos la cebolla y pocharemos a fuego casi lento. Cuando empiece
a tomar color añadiremos los higadillos y lo salpimentaremos. Saltearemos y
cuando estén dorados, que no hechos pondremos los champiñones. Saltearemos todo
junto unos minutos (2 ó 3) y le
añadiremos el vino y el licor. Cualquiera viene bien, Brandy, Whisky, Ginebra, Ron, todos aportan aromas. Añadiremos igualmente las especias, al gusto,
hacerlo en pequeñas cantidades y esto os permitirá darle el punto que deseéis.
Taparemos y dejaremos reducir un par de minutos.
En un dedo de leche disolveremos
la maicena y la pondremos en el guiso. Meteremos batidora. Personalmente me
gusta que queden algunos trozos de higadillos o de champiñón enteritos, esto le
da un contraste de texturas curioso. La ollita con toda esa masilla la ponemos
en la otra olla al baño maría y la tendremos allí tapada unos 20 ó 25 minutos.
Apartaremos del fuego y pondremos en un molde.
Dejaremos enfriar a temperatura
ambiente y listo para comer con unas tostaditas de pan y un buen tinto.
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