Es una receta, a la cual le tengo
mucho cariño. Aquí no ha habido ni adaptación, ni evolución, ni nada. Es según
lo hacía mi abuela María, suegra de mi madre, la cual enseño a realizar a ella y de la que aprendía a hacerla yo.
Mi madre, como tantas y tantas personas que vivieron las miserias y las mierdas de Nuestra Guerra Civil,
apenas tuvo infancia. Se dedico a
estudiar y a trabajar para poderse pagar los estudios y para llevar dinero a
casa y poder ayudar a mantener a la familia, aún siendo la más pequeña de todas
las hermanas, ya que a mi abuelo hasta los canarios y los gatos que tenía eran
hembras (eso los animales, sus hijas eran niñas). Pues cuando se casó con mi
padre no tenía ni idea de cocinar, así que al vivir los primeros años de su
matrimonio con mi abuela María, la única que conocí, aprendió a cocinar, y como
lo hizo la chiquilla.
Era una maravilla ver a esa señora oronda y preciosa moverse
por esa cocina y disfrutar de lo que hacía, cantando copla y haciendo feliz a
todo el que la rodeaba.
Pues nada, ella es la culpable de
mi pasión por a cocina y por la comida tradicional, de plato lleno y no de
grandes superficies con adornos superfluos. Así que esta es la receta exacta
que usaba mi abuela y mi madre. Al menos ha de tener 100 años, ya que mi abuela
tendría ahora unos 120. Vaya por ellas dos y por todas las abuelas y madres que
tanto nos han hecho disfrutar y que tanto nos han dado.
Necesitamos:
Restos de avíos del puchero
4 patatas cocidas, las del puchero, o cocidas en agua
2 cebollas
1 hoja de laurel
6 huevos
Sal
Pimienta.
Aceite de oliva virgen extra
Se admiten tanto las carnes, como
los garbanzos o la zanahoria, pero en casa era habitual usar solo las patatas y
las carnes que sobraban de la pringá del día anterior. Pues vamos a
desmenuzarlas.
Por otra parte vamos a coger las
patatas y la vamos a machacar con un
tenedor. Prefiero el tenedor al pasapurés, ya que me gusta encontrarme los
trocitos de patata en la boca al masticar.
Picamos la cebolla, como nos
apetezca y la rehogamos en aceite de oliva, como 3 cucharadas. Ponemos un
poquito de sal y doramos como unos 5 minutos a fuego medio. ¡Ah!, la hojita de
laurel, por favor.
Pasados estos minutos añadimos
las carnes y las salteamos un par de minutos o tres. Las salpimentamos y fuera.
Ahora la patata, la salpimentamos
y le ponemos el huevo. Lo batimos con el tenedor todo junto.
Añadimos las carnes y mezclamos
todo bien. Dejamos reposar 10 minutos a que se embeban las carnes y la patata
del huevo.
Ponemos la sartén a calentar con
3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra a fuego medio. Cuando esté
caliente, vertemos el contenido y removemos en círculo con cuchara de palo para
que vaya cuajando. Cuando veamos que esto empieza a ocurrir, dejamos de remover
y dejamos que comience a formar costra.
La volteamos y dejamos 2 ó 3
minutos por el otro lado, y como no puede ser de otra manera, apartamos. Es
preferible que quede ligerita, más que cuajada, pero eso ya lo dejo al gusto.
La podemos acompañar de una
mayonesa ligera (podéis picar el enlace), a la cual yo para aromatizar le añadí un poco de cebollino y
hierba buena. La verdad es que la hice en mortero a mano, pero no seáis tontos,
la hacéis en batidora, que no pasa nada.
Sencillamente genial y riquísima esta tortilla, yo tuve la oportunidad de comerla hecha por tú madre y suegra mia...
ResponderEliminarwow que bueno! esta receta es una pasada, te ha quedado muy bien , me gusta
ResponderEliminarun saludo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¡Qué bueno y sencillo a la vez!
EliminarGenial, de verdad.
Un abrazo
Joan i Sara
Tiene una pinta sensacional y al leer la historia de la receta me apetece aún mucho más probarla, no tardará en caer!!!
ResponderEliminarBesos
Una delicia, qué rica!!Las abuelas son geniales y de ellas muchos tenemos el amor a la cocina. Un abrazo, Clara.
ResponderEliminarMe encantan todas las recetas de aprovechamiento. esta tortilla es de las que me gustan a mi, ¡¡ con fundamento !! Con permiso me quedo por aquí como seguidora.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias por compartir esta fantástica receta familiar, es un verdadero lujo y estoy deseando comerla un día de estos!! Besitos
ResponderEliminarwww.nines-miscosas.blogspot.com
Ole!!!! por esas dos mujeres y por otras tantas que tenían que reinventarse en la cocina para sacar otro plato de las sobras. Y que no pensemos que al paso que vamos tendremos que copiar estas recetas.
ResponderEliminarBss
Madre mia, se me hace la boca agua, que receta mas rica!
ResponderEliminarMe alegro muchísimo por los comentarios de esta receta se ve que verdaderamente ha llegado a todos el valor que tiene no sólo alimenticio sino también como nuestra cocina tradicional y antigua , a mi me transporta a mi infansia con muchísimos recuerdos mi hermano los ha expresado perfectamente y me ha emocionado, disfrutar de ella os aseguro que lo merece besos.
ResponderEliminartiene una pinta deliciosa, mañana en mi blog tendré receta!!!!
ResponderEliminarhttp://losviajesysibaritismosdeauroraboreal.blogspot.com.es/
Yo creo que lo que han hecho las mujeres de esa generación por la cocina sencilla, de aprovechamiento y supervivencia, y por transmitirnos esta pasión por las cazuelas, no está todavía ni bien contado ni suficientemente reconocido. Bueno, por eso y por sacar p'alante un país destrozado y empobrecido. Gracias por contarnos tu parte de esa historia que, con algunas variantes, es la de muchos de nosotros.
ResponderEliminarEn mi casa al aprovechamiento de la carne del puchero con patatas y huevo (y alguna verdura pochada, en mi caso cebolla y pimiento verde), hecho de otra forma ¡pero con los mismos ingredientes! le llamamos ropa vieja :) Y no es la original, pero la llamamos así. E insisto en que son los mismos ingredientes, y la receta también viene de las mujeres mayores y sabias de mi familia. Qué cosas ¿verdad?
En casa también se hacía la ropa vieja y yo la sigo haciendo. Es una delicia. Un abrazo y gracias
EliminarRiquísima receta, me la llevo:
ResponderEliminarhttp://unangelenmicocina.blogspot.com.es
Besos.